Todos estaban ya presentes y los verdugos á punto de arrojarlos al cubo, cuando de improviso el rey, á quien no esperaban tan pronto (y que vino por la posta), entró a caballo en el patio, y preguntó azorado y lleno de sorpresa lo que aquellos horribles preparativos significaban. Nadie se atrevía á despegar los labios, cuando la ogra, furiosa de ver lo que estaba pasando, se arrojó de cabeza á la cuba, y en un instante fué devorada por las ruines alimañas que en ella habia mandado echar. No dejó de sentirlo el rey; porque al fin y al cabo se trataba de su madre; pero bien pronto consolaron su pecho las dulces caricias de su linda esposa y de sus hijos.