La Hada Berliquetapágina 2 / 6
Así discurren, hijos mios, los muchachos rebeldes y cascarrabias: se les figura que todo el mundo se levanta contra ellos, cuando son ellos los que á todo el mundo molestan y martirizan.
Al anochecer llegó Chilindrina á una alquería, dentro de la cual oyó mucha bulla y ruido de gente que andaba acá y allá. Llegó tambien á sus narices cierto olorcillo á carne asada, que le reereó el olfato y le despertó el apetito.
—¡Ea! dijo para su capote, llamemos: á ver si me dan de cenar y cama.
Coge la aldaba, y tras, tras, tras.
Un viejo abre la puerta.
—¿Qué quieres, hijo mio?
—¿Qué quiero? ¡Vaya una pregunta! Me parece que á estas horas lo que debo querer es hospedaje.
—No puedo ofrecértelo, hijo mio; porque es el caso, que hoy celebramos las bodas de mi hija, y está la casa tan atestada de gente, que no sé dónde colocarla. A no dar esta casualidad, con mucho gusto te hubiera hospedado. Anda un poco mas, y no faltará quien te recoja. Buenas noches.
El labrador cerró la puerta, y Chilindrina se emberrenchinó tanto al ver que le negaban lo que con tan buenos modos habia pedido, que empezó á gritar:
—¡Anda enhoramala, vejete ladron! ¡Llévense tu boda los diablos del infierno!
Al momento sonó un rumor extraño debajo tierra. Salieron de su centro millares de demonios, que derribaron las puertas de la alquería, y cargaron con el novio, con la novia, con el padre, con la madre, con los hermanos, con las hermanas, con los primos, con los tios, con las tias, con los nietos, con los sobrinos, y con todos los convidados.
Chilindrina, asustado con la inesperada visita de aquella legion de demonios, puso piés en polvorosa, y ¡arre, que le pillan! no paró de correr hasta el rayar del alba, que llegó al portal de una casucha vieja. Esta casucha parecia deshabitada; no obstante, habia en ella una mesa, un asiento de madera y un espejo. Chilindrina se miró en el espejo, y notó que a ojos vistas iba perdiendo el color. Quedóse como alerrado; y acordándose entónces de las palabras de su madrina, se echó a llorar.