La vieja del bosquepágina 3 / 3
El pájaro tenía en el pico el anillo que buscaba. Apoderóse de él y se apresuró a salir de la casa, pensando que acudiría la palomita a buscar la sortija: pero no fue así. Apoyóse entonces en un árbol, dispuesta a aguardar la llegada de la paloma, y, mientras estaba de tal guisa, parecióle como si el árbol se volviera blando y flexible, y bajara las ramas. Y, de pronto, las ramas le rodearon el cuerpo y se transformaron en dos brazos, y, al volverse ella, vio que el árbol era un apuesto doncel que, abrazándola y besándola, le dijo:
- Me has redimido y librado del poder de la vieja, que es una malvada bruja. Me había transformado en árbol, y todos los días me convertía por dos horas en una paloma blanca, sin que pudiese yo recobrar la figura humana mientras ella estuviese en posesión del anillo.
Quedaron desencantados al mismo tiempo sus criados y caballos, todos ellos transformados también en árboles, y todos juntos se marcharon a su reino, pues se trataba del hijo de un rey. Allí se casaron la muchacha y el príncipe, y vivieron felices.