La vieja del bosquepágina 1 / 3
Una pobre criada cruzaba cierto día un bosque acompañando a sus amos, y hallándose en lo más espeso, salieron de entre la maleza unos bandidos, que los asesinaron a todos menos a la muchacha, la cual, asustada, había saltado del coche para ocultarse detrás de un árbol. Cuando los bandoleros se hubieron alejado con el botín, salió ella de su escondrijo y contempló aquella enorme desgracia. Echándose a llorar amargamente, dijo: "¡Qué voy a hacer ahora, desdichada de mí! No sabré salir del bosque, en el que no vive un alma. Habré de morir de hambre." Y, por más que corrió de un lado a otro buscando un camino, no pudo hallar ninguno. Al anochecer sentóse al pie de un árbol y encomendóse a Dios, firmemente decidida a quedarse allí, pasara la que pasara.
Al cabo de un rato llegó volando una palomita blanca, con una llavecita de oro en el pico. Depositándola en su mano, le dijo:
- ¿Ves aquel gran árbol de allá? Tiene una cerradura; ábrela con esta llave. Dentro encontrarás comida en abundancia, y no tendrás que sufrir hambre.
Dirigióse la muchacha al árbol, lo abrió y encontró dentro una escudilla llena de leche, y pan blanco en tal abundancia que no pudo comérselo todo. Una vez estuvo satisfecha, dijo: "Es la hora en que las gallinas suben a su palo. Me siento tan cansada que también yo me acostaría con gusto en mi cama."
He aquí que volvió la palomita con otra llave de oro en el pico:
- Abre aquel otro árbol - díjole -. Encontrarás en él una cama.
Y, en efecto, al abrirlo apareció una hermosa y blanda camita. La joven rezó sus oraciones, pidiendo a Dios Nuestro Señor que la guardase durante la noche; seguidamente se metió en el lecho y se durmió. A la mañana siguiente apareció por tercera vez la palomita y le dijo: