La Alondra Cantarina y Saltarinapágina 6 / 6
-No los vendo ni por dinero ni por bienes, pero sí por carne y por sangre. Déjame dormir otra noche en la cámara donde duerme el novio.
La novia dijo que sí y quiso engañarla como la noche anterior, pero cuando el príncipe se fue a la cama le preguntó a su ayuda de cámara qué habían sido los murmullos y los susurros de la noche anterior.
Entonces el ayuda de cámara se lo contó todo: que le había tenido que dar de beber un somnífero porque una pobre muchacha había dormido en secreto en la cámara y que esa noche le tenía que dar a beber otro. El príncipe dijo:
-Vierte la bebida al lado de la cama.
Y por la noche la llevaron otra vez dentro y cuando empezó a contar de nuevo su aciago destino él reconoció enseguida por su voz que era su querida esposa, y saltó de la cama y dijo:
-Ahora sí que estoy salvado de verdad. Estaba como en un sueño, pues la princesa extranjera me había hechizado para que te olvidara, pero Dios me ha ayudado en el momento oportuno.
Entonces los dos salieron a escondidas del palacio en mitad de la noche, pues temían al padre de la princesa, que era un mago.
Y se montaron en el pájaro grifo y éste los llevó sobre el mar Rojo, y cuando estaban en medio de él ella dejó caer la nuez. Inmediatamente creció un gran nogal y el pájaro descansó en él, y luego los llevó hasta su casa, donde encontraron a su hijo, que se había hecho grande y hermoso, y a partir de entonces vivieron felices hasta el fin de sus días.