El Escarabajopágina 5 / 8
-¡Ni en la cuadra imperial he visto muchachas tan hermosas! -dijo, galante, el escarabajo viajero.
-¡Cuidado! No vaya a pervertir a mis hijas. Y no les hable, si no viene con buenas intenciones; pero si las tiene, le doy mi bendición.
-¡Hurra! -gritaron los presentes, y con ello quedó prometido el escarabajo. Primero el noviazgo, luego la boda; ningún motivo había para retrasarla.
El día siguiente transcurrió muy bien, el otro se hizo ya un poco más largo, el tercero fue cuestión de pensar en la comida de la mujer y, posiblemente, de los niños.
-Me cogieron de sorpresa -se dijo para sus adentros-; por lo tanto, tengo derecho a pagarles con la misma moneda.
Y así lo hizo. Tomó las de Villadiego. No compareció en todo el día ni en toda la noche... y la mujer se quedó viuda. Los demás escarabajos afirmaron que habían cometido la torpeza de admitir a un vagabundo en la familia; la mujer les resultaba una carga.
-Que se venga a vivir conmigo como si fuese soltera -dijo la madre-, es mi hija, y como tal estará en mi casa. ¡Vaya con ese asqueroso bribón, que la ha plantado!
Mientras tanto el escarabajo proseguía sus andanzas; había cruzado, el foso navegando en una hoja de col. Por la mañana se presentaron de improviso dos hombres, uno ya mayor y otro jovencito, divisaron al animalito, lo cogieron y, dándole vueltas de todos lados, se pusieron a hablar con una ciencia sorprendente, en particular el muchacho. -Alá, decía, descubre el negro escarabajo en la piedra negra de la negra roca. ¿No dice así el Corán?- preguntó, y tradujo al latín el nombre del insecto, describiendo su especie y su naturaleza. El mayor de los hombres no era partidario de llevárselo a casa; tenían ya bastantes buenos ejemplares, decía. Al escarabajo le parecieron estás palabras muy descorteses, y, desplegando las alas, se escapó de la mano del muchacho; voló un buen trecho, pues tenía ya secas las alas, y fue a aterrizar en un invernadero, en el que pudo entrar sin dificultad por una ventana abierta; encontró allí un montón de estiércol fresco y se hundió en él.