Capítulo 3 - UNA CARRERA LOCA Y UNA LARGA HISTORIApágina 3 / 6
--Bueno, la mejor manera de explicarlo es hacerlo.
(Y por si alguno de vosotros quiere hacer también una Carrera Loca cualquier día de invierno, voy a contaros cómo la organizó el Dodo.)
Primero trazó una pista para la Carrera, más o menos en círculo («la forma exacta no tiene importancia», dijo) y después todo el grupo se fue colocando aquí y allá a lo largo de la pista. No hubo el «A la una, a las dos, a las tres, ya», sino que todos empezaron a correr cuando quisieron, y cada uno paró cuando quiso, de modo que no era fácil saber cuándo terminaba la carrera. Sin embargo, cuando llevaban corriendo más o menos media hora, y volvían a estar ya secos, el Dodo gritó súbitamente:
--¡La carrera ha terminado!
Y todos se agruparon jadeantes a su alrededor, preguntando:
--¿Pero quién ha ganado?
El Dodo no podía contestar a esta pregunta sin entregarse antes a largas cavilaciones, y estuvo largo rato reflexionando con un dedo apoyado en la frente (la postura en que aparecen casi siempre retratados los pensadores), mientras los demás esperaban en silencio. Por fin el Dodo dijo:
--Todos hemos ganado, y todos tenemos que recibir un premio.
--¿Pero quién dará los premios? --preguntó un coro de voces.
--Pues ella, naturalmente --dijo el Dodo, señalando a Alicia con el dedo.
Y todo el grupo se agolpó alrededor de Alicia, gritando como locos:
--¡Premios! ¡Premios!
Alicia no sabía qué hacer, y se metió desesperada una mano en el bolsillo, y encontró una caja de confites (por suerte el agua salada no había entrado dentro), y los repartió como premios. Había exactamente un confite para cada uno de ellos.
--Pero ella también debe tener un premio --dijo el Ratón.
--Claro que sí -aprobó el Dodo con gravedad, y, dirigaiéndose a Alicia, preguntó--: ¿Qué más tienes en el bolsillo?
--Sólo un dedal -dijo Alicia.
--Venga el dedal -dijo el Dodo.