Temiendo que los mahometanos se las llevaran a un castillo, en la cumbre de un monte, en un lugar que llaman el Castro, de la feligresía de San Bernabe de Valenza.
Tentó pasar el río con algunos caballeros arriesgados y sin miedo; pero las aguas eran muy turbulentas y profundas , por lo que tuvieron que volver a tierra con la pérdida de algunos que la corriente arrastró y que se ahogaron.
Entonces don Roldán obró lo que parece ser un milagro, ya que lo que hizo no lo podría haber hecho nadie.
Fue con su caballo por la ribera del río, buscó el lugar más apropiado para cruzarlo frente al castillo, picó espuelas a su caballo que dio un salto enorme y el caballo fue a quedar al otro lado del río justo frente al castillo.
Los moros, cuando vieron tal acción, tuvieron miedo y escaparon. Pero era imposible llevarse con ellos a los prisioneros y mucho menos a las doncellas princesas, por lo que los magos de los moros, para vengarse, decidieron convertir a las princesas en piedras.
Y allí están aún los tres cuarzos blancos clavados en el suelo, como si mirasen con nostalgia hacia su tierra.