Hilo de oro, hilo í plata, vino el ángel San Gabriel; y me dijo una mujer: -¡Qué lindas hijas tenéis! Si las tengo o no las tengo, yo las sabré mantener; con el pan que Dios me da, ya me voy muy enojado para el palacio del rey, a avisárselo a la reina, y al hijo del rey también. Vuelve, vuelve, pastorcillo, no seas tan descortés; de las tres hijas que tengo, la mejor te la daré. Esta llevo y ésta traigo, por esposa y por mujer, que su madre es una rosa y su padre es un clavel.