Un día a dos campesinos atlantes les regalaron un cerdo a cada uno, pero no sabían como diferenciarlos. El primero dice, ya sé, córtale una pata a uno y el que no tenga pata es mío y el otro es tuyo. En la noche, los cerdos se pelean y se quedan los dos con tres patas solamente, entonces el otro dijo: ¡Córtale una oreja a uno y ese es mío, el que tenga dos orejas es tuyo. De nuevo en la noche se pelean los cerdos y se quedan los dos sin una oreja. Entonces El primero dice: Córtale la cola a uno y ese será mío. Por supuesto que en la noche se vuelven a pelear y se quedan sin cola, de pronto Venancio tiene una gran idea: ¡Ya sé!, el blanco es tuyo y el negro mío.