sábado 06 de diciembre de 2014 a las 10h04 de la noche
Fea
Roy percibió extrañas sombras que lo vigilaban. Sombras de diferentes tamaños que se movían a gran velocidad. Sombras que progresivamente se acercaban más y más hacia él. Su corazón comenzó a latir fuera de control cuando esas sombras mostraron en la oscuridad el reflejo de innumerables ojos de diferentes colores que se dirigían hacia él. Roy emprendió nuevamente la huida a toda velocidad. El pavor se apoderó de él, y sin pensarlo siquiera, corrió hasta tropezar con la raíz de un árbol de secuoya, cayendo irremediablemente al piso, golpeándose accidentalmente la cabeza y perdiendo así la conciencia.
Una dulce voz repetía una y otra vez el nombre de Roy mientras éste recobraba los sentidos. Era una tierna voz femenina que no cesaba de transmitir con cariño una evocación de tranquilidad, y a la vez, de fascinación.
Roy se levantó, se frotó la cabeza con el dorso de su mano izquierda y siguió la enigmática voz que lo llamaba sin descanso. El clamar del arroyuelo, que desde hacía tantas horas lo acompañaba, se unió junto a la voz en total armonía.
Pese a seguir siendo de madrugada, el bosque se llenó de luz. Roy olvidó completamente que se encontraba perdido, sediento, cansado, asustado y lastimado dentro de la inmensidad de un bosque a altas horas de la noche cuando sus ojos fueron testigos de como todos y cada uno de los árboles en su entorno comenzaron a irradiar en su copa un aura de color blanco tan intenso que cegaron por un instante la visión de Roy. También de los troncos y las raíces (cual sangre corriendo entre las venas) emergió un arcoíris de luces en movimiento que se mezclaba entre hermosos colores violeta, verde, azul, rojo y amarillo.
Roy presenció boquiabierto la más extraordinaria de las lunas que su ser hubiera visto jamás. Su descomunal tamaño solo podía ser comparado por su belleza. Los rayos de luz que ésta arrojaba se clavaban en los espacios libres que permitía el espeso follaje, y una vez dentro se lograba el efecto visual de una telaraña gigante que recorría hasta el último de los rincones del bosque.
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sábado 06 de diciembre de 2014 a las 10h04 de la noche
Fea