La reina y la campesinapágina 4 / 4
Apénas habia pronunciado estas palabras, se apareció la Hada, y le dijo:
—Si te concedí una corona, no lo hice en verdad para darte un premio, sino para imponerte el castigo que merecias por haberme ofrecido las ciruelas con tan mala voluntad. Para ser dichosa, buen ejemplo es tu hermana, es preciso contentarse con lo necesario y no desear lo supérfluo.
—¡Ah, señora! exclamó Blanca; bastante os habeis vengado; poned fin mi desgracia.
—Enhorabuena, respondió la Hada: el rey que maldito lo que se acuerda de tí, acaba de entrgear la mano de esposo á otra mujer, y mañana vendrán á decirte de su parte que no te atrevas á parecer jamás por palacio.
Y el vaticinio del Hada tuvo cumplido efecto. Blanca pasó el resto de su vida en compañía de su hermana Colorada rodeada de felicidad y de alegría; nunca mas se acordó de la córte, sino para dar gracias á el Hada por haberle permitido volver a su pobre aldea.