Elsa la Listapágina 2 / 4
Transcurrió un rato, y como la criada no volviera y los de arriba tuvieran sed, dijo el padre al criado: "Vete abajo al sótano, a ver dónde Elsa y la criada se habrán quedado." Bajó el criado y encontró llorando a Elsa y a la criada. Les preguntó: "¿Por qué lloráis?" - "¡Ay!" dijo Elsa, "¡cómo no he de llorar! Si me caso con Juan, y tenemos un hijo, y llega a mayor, y lo enviamos a buscar cerveza a la bodega, quizá le caiga la piqueta sobre la cabeza y lo mate." Y dijo el criado: "¡Vaya Elsa lista que tenemos!" y, sentándose junto a ella, se puso a su vez a llorar a moco tendido. Arriba aguardaban la vuelta del criado; pero viendo que tampoco él venía, dijo el marido a su esposa: "Baja tú al sótano a ver qué está haciendo Elsa." Bajó la mujer y encontró a los tres llorando que no podían más y les preguntó la causa, y, al explicarle Elsa que su futuro hijo, si llegaba a tenerlo, a lo mejor moriría del golpe que le daría la piqueta, si acertaba a caerle encima cuando, siendo ya mayor, lo enviasen por cerveza.
La madre dijo a su vez: "¡Ay, qué Elsa más lista tenemos!" y, sentándose también, se puso a hacer coro con los demás. Arriba, el hombre esperó un rato, pero como su esposa no regresaba y su sed no cesó, se dijo: "Tendré que bajar yo mismo al sótano, a ver qué está haciendo Elsa." Al entrar en el sótano y verlos a todos sentados llorando, y al oír el motivo de aquel desconsuelo, del que tenía la culpa el hijo de Elsa, el cual, suponiendo que ella lo trajese al mundo, podría morir víctima de la piqueta si un día caía la herramienta en el momento preciso de encontrarse él debajo llenando un jarro de cerveza, exclamó: "Vaya Elsa lista que tenemos!" y se sentó a llorar con los demás.
El novio siguió largo rato solo arriba, hasta que, viendo que no volvía nadie, pensó: "Me estarán esperando abajo, tendré que ir a ver qué es lo que pasa." Al bajar las escaleras, vio a los cinco allí sentados, gritando y lamentándose a más y mejor. "¿Pero qué desgracia ha ocurrido aquí?" preguntó. "¡Ay, querido Juan," dijo Elsa. "¡Imagínate que nos casemos y tengamos un hijito y que el niño crezca, y que, quizá, lo mandemos a buscar cerveza aquí abajo y le caiga esa piqueta en la cabeza y lo mate! ¿no es para llorar?" - "¡Vaya!" dijo Juan, "más lesteza no hace falta en mi casa. Elsa, me casaré contigo, porque eres tan lista." Y, cogiéndola de la mano, la llevó arriba y poco después se celebró la boda.