Cuando los moros arrasaron España, los gallegos fuimos los únicos que nos mantuvimos en parte libres de ellos gracias a que peleamos reciamente.
Había veces que los moros se metían en algunos rincones de nuestra tierra; pero rápidamente eran echados nuevamente de ella y también de las tierras vecinas como Asturias y León.
Pero los moros eran muchos y muy potentes y los nuestros pocos, por lo que después de muchos años de luchas , que unas veces iban a su favor y otras al nuestro, reinando Alfonso II , que tenía la corte en Asturias, acordaron pedir ayuda a otro gran rey de mucho renombre que había en Francia.
Este rey se llamaba Carlomagno y vino a ayudar a los españoles y traía con él muchos guerreros comandados por unos jefes que dicen que eran los doce Pares de Francia, que no había quien pudiera con ellos. Todos venían a luchar contra los moros.
Los moros, cuando vieron venir a tanta gente encima de ellos , tuvieron miedo y retrocedieron ; más de la rabia que llevaban, comenzaron a echar mano de cuanto podían, sorprendiendo algunas villas y castillos sobre los que cayeron como una tormenta quemándolo todo, arramblaron con algunos condes que se llevaron prisioneros y hasta se dice que cogieron tres princesas, para que les sirvieran de rehenes en su defensa.
El gran ejército que se formó , se extendió por Navarra y Aragón; por Asturias y Castilla.
A Galicia vinieron pocos franceses porque los gallegos nos bastabamos nosotros mismos; pero un grupo de aquellos franceses que llegó hasta Galicia venía comandado por don Roldán, que era uno de los más valientes de los doce Pares.
Los moros fueron retrocediendo hasta llegar a Val de Orras; pasaron el río Sil en barcas y pontones que después quemaron, y se afincaron en la otra orilla, por las montañas, cuidándose muy bien de hacerse fuertes, pues el terreno invitaba a ello y el río era difícil de cruzar.
Pero como don Roldán supo que los moros tenían presas a aquellas princesas, quiso libertarlas.