Un tipo tan, pero tan alto que se tropezó un lunes y cayó el domingo.
Un tipo tan, pero tan tan tan que se volvió campana.
Era una vez un señor tan rico, pero tan rico, que se lo comieron.
Había una vez una señora tan, pero tan presumida, que en vez de usar zapatos de piel de cocodrilo, usaba un cocodrilo en cada pie.