La Alondra Cantarina y Saltarinapágina 4 / 6
-No -le contestó el sol-, no he visto ninguna, pero te regalo una cajita; ábrela cuando estés en un gran apuro.
Le dio las gracias al sol y siguió adelante hasta que se hizo de noche y salió la luna; entonces le preguntó:
-Tú brillas toda la noche sobre todos los campos y bosques, ¿no has visto volar ninguna paloma blanca?
-No -dijo la luna-, no he visto ninguna, pero te regalo un huevo; cáscalo cuando estés en un gran apuro.
Le dio las gracias a la luna y siguió adelante hasta que sopló el viento nocturno, y entonces le preguntó:
-Tú soplas por todos los árboles y por debajo de todas las hojitas, ¿no has visto volar ninguna paloma blanca?
-No -dijo el viento nocturno-, no he visto ninguna, pero les preguntaré a los otros tres vientos, quizás ellos la hayan visto.
El viento del este y el viento del oeste vinieron y dijeron que ellos no habían visto nada, pero el viento del sur dijo:
-La blanca paloma la he visto yo. Se ha ido volando al mar Rojo y allí se ha convertido de nuevo en un león, pues ya han pasado los siete años, y allí está luchando contra un dragón, pero el dragón es una princesa encantada.
Entonces el viento nocturno le dijo a ella:
-Te voy a dar un consejo: vete al mar Rojo; en la orilla derecha hay grandes cañas, cuéntalas y córtate para ti la undécima y golpea con ella al dragón; así el león podrá vencerlo y ambos recuperarán también su figura humana. Luego mira a tu alrededor y verás en la orilla del mar Rojo al pájaro grifo; móntate en su lomo con tu amado y el pájaro cruzará el mar y los llevará hasta casa. Aquí tienes también una nuez; cuando estés en mitad del mar déjala caer e inmediatamente se abrirá y crecerá sobre las aguas un gran nogal en el que el grifo descansará; si no pudiera descansar no sería lo suficientemente fuerte para llevarlos al otro lado y si se te olvida dejar caer la nuez los arrojará al mar.
Ella entonces fue y se lo encontró todo tal como el viento nocturno había dicho, y cortó la undécima caña y golpeó con ella al dragón e inmediatamente el león le venció y ambos recuperaron su cuerpo humano. Y cuando la princesa, que antes era un dragón, se vio libre, el hombre la cogió en brazos, se montó en el pájaro grifo y se la llevó de allí con él. Así que la pobre, que había andado tanto, se quedó allí abandonada de nuevo, pero dijo: