La Alondra Cantarina y Saltarinapágina 2 / 6
Y cuando entró en su casa lo primero que se encontró no fue sino a su hija menor y más querida, que vino corriendo y le besó y le abrazó, y cuando vio que había traído una alondra cantarina y saltarina se alegró todavía más.
El padre, sin embargo, no pudo alegrarse, sino que se echó a llorar y dijo:
-¡Ay, qué dolor, mi querida niña! ¡El pequeño pájaro bien caro lo he comprado, pues por él he tenido que prometer que te daría a un león salvaje, y cuando te tenga te hará pedazos y te comerá!
Y entonces le contó todo lo que había ocurrido y le suplicó que no fuera, pasara lo que pasara. Pero ella le consoló y le dijo:
-Queridísimo padre, si lo has prometido tienes que cumplir tu palabra; iré y ya apaciguaré yo al león para poder volver sana y salva a casa contigo.
A la mañana siguiente hizo que le indicaran el camino y se internó confiada en el bosque. El león, sin embargo, era un príncipe encantado y durante el día era un león y con él toda su gente se convertía en león, pero por la noche todos recuperaban su figura habitual.
Cuando ella llegó la trató con muchísima amabilidad y se celebró la boda, y por la noche él era un hombre muy guapo, y a partir de entonces velaron por la noche y durmieron durante el día y vivieron felices juntos durante una larga temporada.
Una vez llegó él y dijo:
-Mañana hay una fiesta en casa de tu padre porque se casa tu hermana la mayor; si te apetece ir te llevarán mis leones.
Ella dijo que sí, que le gustaría volver a ver a su padre, y se fue allí y los leones la acompañaron.
Cuando llegó hubo una gran alegría, pues todos creían que había muerto hacía ya mucho tiempo despedazada por el león.
Ella, sin embargo, les contó lo bien que le iba y se quedó con ellos mientras duró la boda; luego regresó de nuevo al bosque.
Cuando la segunda hija se casó y a ella la invitaron de nuevo a la boda, le dijo al león: