El pajarito, muy triste, recogió la madera y se fue a casa y contó lo que había visto y oído. Estaban muy afligidos, pero decidieron poner toda su buena voluntad y permanecer juntos. Por eso el pajarito puso la mesa, y el ratón hizo los preparativos para la comida y se puso a hacerla. Igual que había hecho antes la salchichita, se metió en la olla y se puso a remover la verdura y a escurrirse entre ella para darle sabor; pero antes de llegar a la mitad tuvo que pararse y dejar allí el pellejo y con ello la vida.
Cuando el pajarito fue y quiso servir la comida allí no había ya ningún cocinero. El pajarito, desconcertado, tiró la leña por todas partes y lo buscó y lo llamó, pero no pudo encontrar a su cocinero. Por descuido el fuego llegó hasta la leña y provocó un incendio; el pajarito salió rápidamente a buscar agua, pero entonces se le cayó el cubo al pozo y él se fue detrás y ya no pudo recuperarse y se ahogó.